Esta nueva forma de llevar una alimentación equilibrada se centra no solo en qué alimentos comer, sino también en el cómo: guiarse por la intuición y, sobre todo, centrándose en los sabores y texturas. Al igual que la alimentación es un pilar básico en el crecimiento y desarrollo de un niño de tres años, los mismos pasos fomentarán una buena salud mental y corporal para un adulto.
Los expertos de Kaiku Sin Lactosa comparten las claves para cuidarte más y mejor:
1. Ingredientes sencillos. Alimentos simples como la leche, los cereales integrales o proteínas básicas como los huevos. La idea es seleccionar alimentos sencillos y básicos y evitar aquellos que estén excesivamente procesados.
2. Comer de forma intuitiva. Sin remordimientos y pensando en el alimento: su sabor y textura. Nuestro cuerpo y en concreto el cerebro, avisarán del momento en el que debamos parar de comer.
3. Optar por el «souping» y el «juicing». Sopas, cremas y batidos se convierten en la forma más sencilla de incorporar alimentos poco apetecibles como las verduras, y convertirlos en un plato sabroso y además ligero. Crear la crema perfecta es sencillo: optar por lácteos ligeros sin lactosa y aromatizarla con especias o hierbas aromáticas frescas.
4. El azúcar, en la fruta. El chocolate, la bollería o los dulces deben ser desterrados como alimentos dulces, sobre todo aquellos que están procesados. Endulzar con miel o emplear fruta es una buena alternativa a la hora de optar por un bocado dulce sin consecuencias negativas. Engañar al paladar camuflando el azúcar por especias como la canela, es otro truco para evitar los dulces procesados.
5. Rutina de comidas. Inculcar una rutina es otro de los puntos claves durante el crecimiento de un infante, práctica que es importante aplicar en el día a día de un adulto. Un menú equilibrado de platos elaborados en casa o tentempiés cómodos de tomar como yogures con muesli y fruta incorporados, evitarán saltarse comidas, empacharse con menús copiosos o el clásico «hoy como en el bar».
6. Los lácteos, son básicos. La leche de vaca es el alimento por excelencia de un niño pequeño. A partir de los tres años, además, pueden optar por versiones más ligeras como la leche sin lactosa, y muy completas, como las enriquecidas con vitaminas, calcio y hierro. En un adulto, las proteínas procedentes de los quesos, los derivados lácteos o los huevos, ayudan a mantener una musculatura sana y unos huesos fuertes.
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