La fecha de consumo preferente en un alimento implica que, una vez pasada esa fecha, dicho alimento puede haber perdido parte de sus propiedades y presentar un sabor rancio, tener menos aroma, cambiar de textura, de color… pero sin riesgo microbiológico.
Por ejemplo, carnes y pescados crudos y frescos.
No obstante, existen una serie de alimentos que, por sus características, pueden consumirse aunque estén ‘pasados de fecha’. Eso sí, sin perder de vista cualquier aspecto externo.
Algunos de estos alimentos son:
- Conservas. Al ser un producto, por definición, refinado y procesado, si se ha conservado en un lugar fresco y seco puede servir de alimento un tiempo después de su fecha de vencimiento.
- Cereales, pasta, galletas. La baja humedad que tienen estos alimentos permiten su consumo aun después de superar su fecha de caducidad (aunque pueden presentar un sabor rancio o estar más duros de lo habitual). No obstante, no es nada recomendable su consumo si presentan un olor fuerte o en la caja hay rasgaduras, que podría haber hecho un roedor en la cocina o despensa.
- Huevos. Este alimento, pese a la creencia común, tiene muchas posibilidades de consumo. Aunque hayan pasado días desde la finalización de su fecha de consumo, si está bien conservado, no presenta ninguna rotura en su cáscara y, al observarlo, tiene buen aspecto y/o olor, es apto para su consumo. Además, existen ‘truquitos de la abuela’ para averiguar esto. Por ejemplo, sumergir el huevo en agua para ver si flota o no.
- Arroz. Este alimento puede durar años, si está bien conservado. No obstante, la variedad integral, al tener un alto contenido en aceite, suele presentar un sabor más rancio en unos seis meses tras su apertura.
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