Luz azul de nuestros dispositivos.
Muchos estudios
confirman que la luz azul que emiten nuestros dispositivos afectan al
funcionamiento de nuestro cerebro.
Es importante
resaltar que la luz azul no es intrínsecamente peligrosa. La recibimos
de forma natural del Sol a diario, cuestión que permite a nuestro organismo
aumentar el estado de alerta y regular eficazmente nuestro 'reloj biológico'.
Esto último se produce gracias a la activación de unos fotorreceptores
ubicados en los ojos conocidos como células ganglionares intrínsecamente
fotosensibles, las cuales se encargan de suprimir la producción de melatonina
(la hormona que regula nuestro ciclo del sueño).
Ahí está el
problema, y es que cuando estamos haciendo uso de nuestros dispositivos en
horas nocturnas se produce un empeoramiento dramático de nuestro descanso ya
que estos dispositivos tienen la facultad de activar los mismos fotorreceptores
y producir un efecto similar al que provoca el Sol en nuestro organismo.
Unas
investigaciones de la Universidad de Houston han dado como resultado que el uso
de unas gafas con filtros especiales que bloquean este tipo de luz aumenta la
producción de melatonina en un 58%, mejorando por tanto el descanso de estas
personas que son incapaces de irse a dormir sin llevar consigo sus dispositivos
móviles.
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